viernes, 11 de abril de 2014

Tumbar casas de vicio es vender el sofá

Primera casa de vicio derribada en la localidad de Suba en Bogotá. Foto Mauricio Orjuela. 

La medida del Presidente Santos de derribar las ollas es como el cuento aquel del marido celoso que decide vender el sofá para que su esposa no le sea infiel. Las redes de micro tráfico no se concentran en las ollas. 
De hecho, allá llegan quienes ya están en la peor etapa de su consumo y no tienen donde más vivir. Los jíbaros están  donde menos pensamos: en la esquina del barrio, en los colegios, en las universidades, centros comerciales,  discotecas, y hasta en la propia casa.

Pero como  dicen por ahí “palo porque bogas y palo porque no”. No me voy a dedicar a darle palo al Presidente Santos. Es mejor tomar acciones que no hacer nada. Pero ojalá que la destrucción de las casas de vicio venga a acompañada de un programa de atención de los drogadictos en etapa avanzada. Porque insisto, ellos no son el problema. Son solo víctimas de la delincuencia organizada que les vendió la droga hasta llevarlos a ese estado.

La caída de esos muros debe venir de la mano de un programa de acompañamiento para esas personas. Algo  así como lo que propone la Bogotá Humana en atención a los enfermos de la droga. Porque ellos son enfermos y hay que tratarlos como  tal. En esos lugares, deberían levantarse, por ejemplo, centros de atención para ellos. Sólo en ese caso se justificaría su demolición.

La droga es un veneno que  entra a la casa de las personas sin darse cuenta. Por estos días en radio he escuchado un comercial en la radio de Naciones Unidas donde Falcao da consejos a los más jóvenes. Él les dice que los verdaderos campeones no necesitan droga. Pero también le habla a los padres, le dice que es sano hablar de drogas en la casa con los hijos.

No sé cuál será la edad ideal. Creería yo que es después de los seis y siete años cuando están en pleno descubrimiento del mundo. O antes si se lo preguntan a uno. Una conversación franca y abierta a tiempo con nuestros hijos acerca de lo que es  la droga, cómo se llega a ella y todo lo que produce en nuestras vidas, es oportuna. Los niños son muy inteligentes y saben captar el mensaje muy bien.


Hasta luego,

@RicardoSolarte

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