viernes, 14 de noviembre de 2014

Somos una sociedad caníbal


Se volvió viral en redes sociales. La gente no la baja de bruta.  ¡Pero cómo se le ocurre decir eso! La noticia que fue publicada en el Espectador el día de ayer (13 de noviembre a las 5 de la tarde) y pocas horas después ya había sido compartida por 28 mil 100 lectores. Esta es la triste historia de la entrevista que dio la señorita Huila al Canal RCN, donde le preguntaron quién era Nelson Mandela, y contestó que era el creador del Concurso Nacional de Belleza.

¿Qué mueve a los colombianos a burlarse de una persona y convertirla en el blanco de toda clase de adjetivos, solo porque tuvo un lapsus? El que tiene boca se equivoca, dice el refrán popular. Todos los días personajes públicos cometen miles de errores al hablar ante micrófonos. Desde futbolistas, hasta presidentes de la República. ¿Por qué a ellos no les hacen tanta mofa como a las reinas?  

Esta misma semana, en el lanzamiento de la nueva marca de Proexport, que ahora se llama Procolombia, la presidenta de esa entidad Maria Claudia Lacouture, le dijo al presidente Santos en su discurso: “Usted presidente, sembró la semilla, y ahora esta entidad es un árbol frondioso”. Sí, quiso decir frondoso, y no se percató de su error. ¿Eso la  hace menos inteligente? No. Seguramente, alguno de sus asesores le hará caer en la cuenta y lo aprenderá para siempre. No es necesario un escarnio público, ni el matoneo en las redes sociales.


Recientemente Ban ki-moon, secretario de la ONU, confundió Austria con Australia  durante su discurso en la conferencia en Viena. Luego en una rueda de prensa explicó su metida de pata, y dijo que sabe perfectamente que "no hay canguros en Austria".  En fin, todos tenemos malos momentos en la vida, y si bien es cierto que no hay que dar papaya, también lo es que hay que ser considerados. Nada justifica que se le haga matoneo a una persona por un lapsus. Ahora que está tan de moda el término reconciliación  en Colombia, deberíamos empezar por una norma básica: ponerse en los zapatos del otro, ser solidarios y no gozar con el infortunio ajeno.

viernes, 16 de mayo de 2014

Los medios y el pueblo, los grandes perdedores en estas elecciones

No tiene presentación que en una elección presidencial no se haya hecho ni un solo debate televisado en los canales privados. Lo hizo Teleantioquia, con sus limitaciones de cobertura y rating. Pero RCN y Caracol TV, Semana, El Tiempo y El Espectador, y Caracol Radio, que se rasgan las vestiduras con lo que pasa en Venezuela con las restricciones a la prensa, pasaron de agache.

Y digo que los grandes perdedores son los medios y el pueblo, porque  el segundo depende de lo que haga el primero. Aunque tenemos cada vez más tenemos una mayor penetración de la internet y las redes sociales para que las personas se enteren de lo que pasa en Colombia y el mundo, lo cierto es que la televisión sigue siendo el canal más efectivo para llegar a todos los estratos sociales.

La razón que esgrimen los grandes medios es que el Presidente Santos no quiso acceder a dar el debate. ¿Y qué pasa si fue así? ¿Es que acaso no se podía realizar el debate con los otros cuatro candidatos? Esa justificación esgrime solo una cosa: el arrodillamiento de los grandes medios a la campaña reeleccionista del Presidente Santos.

Candidatos como Clara López, Martha Lucia Ramírez, Enrique Peñalosa y el mismo Oscar Iván Zuluaga se quedaron en desventaja ante la exposición mediática del Presidente candidato. Así es muy difícil dar la batalla.

El principal papel de los medios y los periodistas es el de ser perros guardianes de la democracia. Y esta vez esos perros parecen tener un amo, y como dice Juan Gossaín dejaron de ser periodistas para convertirse en partidistas. Aún está fresco en mi memoria el despacho de un camión lleno de papel para los periódicos venezolanos. Definitivamente, somos expertos viendo la astilla en el ojo ajeno.

viernes, 11 de abril de 2014

Tumbar casas de vicio es vender el sofá

Primera casa de vicio derribada en la localidad de Suba en Bogotá. Foto Mauricio Orjuela. 

La medida del Presidente Santos de derribar las ollas es como el cuento aquel del marido celoso que decide vender el sofá para que su esposa no le sea infiel. Las redes de micro tráfico no se concentran en las ollas. 
De hecho, allá llegan quienes ya están en la peor etapa de su consumo y no tienen donde más vivir. Los jíbaros están  donde menos pensamos: en la esquina del barrio, en los colegios, en las universidades, centros comerciales,  discotecas, y hasta en la propia casa.

Pero como  dicen por ahí “palo porque bogas y palo porque no”. No me voy a dedicar a darle palo al Presidente Santos. Es mejor tomar acciones que no hacer nada. Pero ojalá que la destrucción de las casas de vicio venga a acompañada de un programa de atención de los drogadictos en etapa avanzada. Porque insisto, ellos no son el problema. Son solo víctimas de la delincuencia organizada que les vendió la droga hasta llevarlos a ese estado.

La caída de esos muros debe venir de la mano de un programa de acompañamiento para esas personas. Algo  así como lo que propone la Bogotá Humana en atención a los enfermos de la droga. Porque ellos son enfermos y hay que tratarlos como  tal. En esos lugares, deberían levantarse, por ejemplo, centros de atención para ellos. Sólo en ese caso se justificaría su demolición.

La droga es un veneno que  entra a la casa de las personas sin darse cuenta. Por estos días en radio he escuchado un comercial en la radio de Naciones Unidas donde Falcao da consejos a los más jóvenes. Él les dice que los verdaderos campeones no necesitan droga. Pero también le habla a los padres, le dice que es sano hablar de drogas en la casa con los hijos.

No sé cuál será la edad ideal. Creería yo que es después de los seis y siete años cuando están en pleno descubrimiento del mundo. O antes si se lo preguntan a uno. Una conversación franca y abierta a tiempo con nuestros hijos acerca de lo que es  la droga, cómo se llega a ella y todo lo que produce en nuestras vidas, es oportuna. Los niños son muy inteligentes y saben captar el mensaje muy bien.


Hasta luego,

@RicardoSolarte

martes, 8 de abril de 2014

La mejor defensa es el ataque, ¿o no? Señores de Postobón


Se había demorado Postobón en responder a la agresiva estrategia comercial de Aje Colombia y su marca Big Cola. Porque hay que decirlo: si hay una marca a la que “la cola más barata del Perú” -Big Cola-, le robó mercado en Colombia, es a Postobón. Dicen “los que saben de colas” que un amante de la Coca-Cola no cambia el producto por nada del mundo, así le pongan una tres veces más barata. Así que por los lados de Coca Cola Femsa, no lesafana mucho lo que pase con Big Cola.

Pero a los que sí les debe preocupar es a la gente de Postobón. Big Cola, que llegó inicialmente como una bebida negra se les metió al mercado colombiano con todos los sabores de la gama de Postobón, a precios mucho más asequibles. Esa es la estrategia de Aje en todo el mundo. Esta marca es la redentora de las marcas, no solamente en gaseosas, también lo hace en el mercado del agua embotellada, el té, los jugos, bebidas hidratantes y energizantes.

En Colombia hace presencia con el agua embotellada marca Cielo, el Té COOL, los jugos Cifrut, el hidratante Sportade, y el energizante Volt. Todos con precios más bajos que cualquiera de las marcas locales. Una fórmula que le ha funcionado, mientras en el 2007 tenía el 2,6 por ciento de las ventas en volumen, un estudio de Euromonitor reporta que al cierre del 2012 llegó al 4,9 por ciento, convirtiéndose en la marca que más terreno ganó en dicho periodo de tiempo

Así las cosas, a Postobón no le quedó otra salida que lanzarse al agua con una nueva marca de bebidas gaseosas para los más pobres: la FreskaCola. Aunque la marca se lanzó a mediados del año pasado, lo cierto es que hasta ahora están ganando presencia en todas las tiendas de barrio de Bogotá. Es una bebida que compite en el segmento en el que la marca BigCola es reina y señora. ¿Se demoró Postobón en tomar esta decisión? ¿Por qué lanzar una nueva marca y no competir con la ya existente?

La respuesta a la primera pregunta es sí. Postobón debió lanzar su nueva marca para la base de la pirámide justo al tiempo en que Big Cola llegó al país, hace más de 10 años. Esta hubiese sido una manera de hacerle frente de una manera efectiva con un producto similar en calidad y precio. A la segunda pregunta, la respuesta es no. Hace bien Postobón en lanzar una nueva marca con unas características de calidad y precio diseñadas para la base de la pirámide.

Postobón ha sido la marca de todos los colombianos por años. Y Big Cola  se posicionó en la mente del consumidor como la más barata del mercado y Postobón se quedó por encima de esos precios. Eso es algo difícil de cambiar, es más fácil lanzar una nueva marca. Mucha suerte a Postobón en este nuevo intento de llegar a la base de la pirámide.

Saludos,

@Ricardosolarte 

viernes, 4 de abril de 2014

¿Al fin qué?

Foto: Diario del Huila.

La noticia dada por el Presidente Santos en Neiva en la que anuncia el fin del paso de carrotanques por las vías del Putumayo y el Huila debería ser motivo de regocijo para todos los habitantes del Putumayo. Pero no fue así, ahora parece que la polémica apenas comienza gracias a que hay un grupo de empresarios que están dispuestos a dar la pelea por defender sus intereses.

Hay que empezar por decir que los empresarios del transporte de crudo por carrotanques tienen el legítimo derecho a defenderse. Pero, también hay que decirlo: la comunidad entera, que ha visto afectada su calidad de vida, debe salir a respaldar la medida. Bien dice el artículo 315 de la constitución Política de Colombia: “el interés general se encuentra por encima del interés particular”.

Según algunos registros de prensa, son más de 800 los empresarios del sector transporte que se verían afectados en sus intereses cuando se ponga en marcha el oleoducto que transportará el petróleo que se extrae del Putumayo por la costa ecuatoriana. Esto es un hecho, según lo anunciado por Santos, el acuerdo está firmado y solo resta ultimar detalles.

Ahora bien, en estrategia empresarial hay una práctica que se llama prospectiva. Se trata de leer las señales del mercado, las tendencias, para saber a qué negocio apostarle y cuáles definitivamente no.  A mi modo de ver, quienes invirtieron en  carrotanques en Colombia debieron hacer el ejercicio de prospectiva de manera más juiciosa para saber que este modelo de transporte de crudo por tierra no es sostenible.

Y no es sostenible por varias razones, solo por nombrar dos: este medio afecta la vida de la comunidad a su paso por los pueblos y hace que las petroleras se conviertan en un mal vecino. Y eso no le conviene a nadie. Y la segunda, no es rentable para las petroleras. Es mucho más barato transportar el crudo vía oleoducto.

Lo que viven hoy estos empresarios del Putumayo lo vivieron sus pares en el centro del país cuando se dio vía libre al Oleducto Bicentenario que cruza a Colombia desde los llanos hasta Coveñas, y  dejó por fuera de circulación un buen número de estos carrotanques.

Señores empresarios: las economías son dinámicas, y los hombres y mujeres de negocios deben tener la agilidad necesaria para moverse en la dirección a donde apuntan las tendencias. Los habitantes están cansados del paso de carrotanques por sus calles, esa es una realidad difícil de ocultar. Es hora aceptarla y buscar formas alternas de ganarse la vida.

Por último quiero decir que no le queda bien al Gobernador Jimmy Díaz tomar partido de lado de los empresarios del transporte en esta polémica. La comunidad entera ha rechazado el paso de los carrotanques por sus calles, y a ella a quien se debe respaldar.