Por: Ricardo Solarte
“Una casa que sea bonita y una piscina para nadar… y vestidos de mil colores y una jeepeta para pasear. Un Mercedes pa’ los domingos y un chofer vestido de frac, y una lancha no muy pequeña por si ella quiere ir a pescar… Casi na’, es lo que pide, para darme una oportunidad. Yo soy bueno y ella lo sabe, que mi amor es puro y real, lo malo es que en mis bolsillos no hay pesos para comprar”.
Esta canción de grupo merenguero Los Cantantes “No hay Pesos”
parece estar inspirada en la historia de muchos colombianos durante este primer
semestre del año, en el que a juzgar por las estadísticas “no hay pesos para
comprar”. De acuerdo con la encuesta más
reciente aplicada por la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) a los
comerciantes del país, en el período enero- junio de 2012, sólo el 11% logró sobrepasar la meta de ventas, el 42% la
cumplió, y el 47% restante no la alcanzó.
¿La gente guardó su tarjeta de crédito? Aunque parezca un
contrasentido, la respuesta es no. Las personas la siguen usando. Al menos eso
es lo que se puede observar con la información que reportan los bancos y
entidades financieras a la Superintendencia Financiera. Mientras en los
primeros cinco meses del año 2011 las compras con tarjeta de crédito alcanzaron
los $8,1 billones, en el mismo período de este año esa cifra alcanza los $9,4
billones (ver gráfico 1). Eso quiere decir que por los lados del dinero
plástico las ventas no se han disminuido, por el contrario, crecen a un ritmo
del 16%.
Esa buena dinámica se
puede observar en dos grandes referentes del consumo en el país como Falabella con su tarjeta CMR y el éxito con
la tarjeta Tuya. A los dos les va bien. CMR Falabella registra un crecimiento
de 23% en sus ventas, al pasar de $578 mil millones a $713 mil millones (ver
gráfica 2). Mientras que por los lados del grupo éxito con la tarjeta Tuya, la
dinámica es aún mejor, pues pasó de
vender $422 millones a facturar $544 millones, lo que representa un incremento
de 28% (ver gráfica 3).
Descartada la hipótesis del miedo de los consumidores a
pasar sus tarjetas de crédito, la otra opción sería una disminución de las
compras con dinero en efectivo. Pero tampoco es por ese lado. Una de las
maneras de medirlo es por medio de las operaciones que se hacen con tarjetas
débito. Las compras con este medio también
presentan buena dinámica durante los primeros cinco meses del año. Crecen a un
ritmo de 28%, si se tiene en cuenta que en el año 2011 se registraron 5,5
billones de pesos, y este año 6,7 billones de pesos (ver gráfica 4).
Así las cosas, quienes tienen tarjeta de crédito están
gastando más que antes y quienes tienen tarjeta débito también. Entonces, ¿por qué se quejan los comerciantes?
Lo cierto es que se está hablando de una desaceleración de la economía, y a esas voces se suman los industriales
representados por la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), y hasta el presidente de la República.
Los tres al unísono le han pidieron al Banco de la República
que baje las tasas de interés para estimular la demanda del crédito y por ende
el consumo de los colombianos. Y es que
la menor demanda de crédito de consumo es una realidad. Mientras en los
primeros cinco meses del año 2011 se
desembolsaron $32,7 billones en este rubro, en el mismo período de este año esa
cifra ni siquiera llega a la mitad, registrándose en $14,8 billones. Es decir,
se presenta una caída de -54% en los desembolsos que se debe a la falta de
apetito por el crédito (ver gráfico 5).
Para Daniel Niño, director de investigaciones económicas de
Bancolombia, los síntomas de desaceleración que presenta la economía colombiana
no es un problema exclusivo de unas tasas de intervención, que a su juicio, no
son altas si se comparan con la manera en que se han incrementado en otros
países latinoamericanos cuando se aplican políticas restrictivas por parte del
Emisor.
Niño sostiene que esos síntomas obedecen, entre otros
factores, a la caída en la confianza de los consumidores posiblemente por las
noticias internacionales que hablan de la crisis de Europa a la que Colombia no
es inmune y que se ve afectada por la caída en las exportaciones en volumen y
en precios. A esto se suma un panorama de demanda interna que tiene que lidiar
con una desaceleración en el mercado de vehículos que el año pasado alcanzó un
récord histórico en ventas y que este año no se repetirá.
Lo cierto es que mientras hay voces que le piden al Emisor más
rebajas como la que hizo el pasado mes de julio, según el más reciente reporte
de estabilidad financiera elaborado por el Banco de la República, la carga financiera
de los colombianos crece, y hoy está alrededor del 20%. Esto significa que de
cada $100 pesos que genera un hogar en
ingresos, $20 se destinan a pagar una deuda con los bancos que asciende a los $80
billones de pesos, $60 billones en crédito de consumo y $20 billones en crédito
de vivienda.
La experiencia internacional ha demostrado que una economía
basada en consumo desenfrenado no genera un crecimiento sano y sostenible en
largo plazo. Y el Emisor tiene en sus hombros la responsabilidad histórica de
mantener su independencia consagrada en la constitución de 1991 frente a las
presiones de los principales agentes económicos y políticos del país.