Foto tomada de El Tiempo.com
Quiero con todo el corazón que el
proceso paz llegue a feliz término. Soy un convencido de que nunca antes
habíamos estado tan cerca de ponerle fin a más de medio siglo de guerra. Y, sí,
también sé que la firma de este acuerdo es
apenas el primer paso para alcanzar la paz. Después deben venir las reformas
necesarias para que seamos un país menos desigual y por ende, más tranquilo.
Pero bueno, no quiero hablar de
las ventajas del proceso, sino de las preocupaciones que me atacan por estos
días, y del pesimismo que toca a mi puerta respecto del plebiscito en el que
insiste el gobierno. Creo que en la refrendación del proceso la gente terminará
calificando la gestión de Santos. Pero lo más grave, haciendo una catarsis
acerca de escándalos recientes que salpican a Santos, y sus medidas
impopulares. Estas son las razones por las que creo que el plebiscito por la
paz, lastimosamente, no llegará a feliz término:
1. Escándalo de Reficar: Comencemos por el
factor más reciente. Más de cuatro mil millones de dólares en sobrecostos es una
cifra difícil de asimilar para los colombianos de a pie que nos “rompemos el
lomo” todos los días con el fin de llevar algo de comer a nuestras casas. Es un
escándalo que no tiene presentación y que sin duda será endosado, lastimosamente,
a la cuenta corriente del proceso de paz.
2. La reforma tributaria estructural: Como
lo dice la comisión de expertos “o cobramos más impuestos o debemos reducir las
inversiones en infraestructura, educación y todas las responsabilidades del
Estado”. Esa explicación tendría lógica en cualquier otro momento, menos en
este, en medio de semejante escándalo de corrupción como el de Reficar ¿Pagar
más impuestos para qué? ¿Para cubrir
sobrecostos de los Reficar? ¿Dónde fueron a parar esos cuatro mil millones de
dólares que se pagaron demás? Lastimosamente, esta reforma tributaria,
necesaria pero inconveniente, también va la cuenta corriente del proceso de
paz.
3. La mal concebida “paz de Santos”: Pese a los esfuerzos de
los colegas expertos en comunicaciones que trabajan en la difusión de las
bondades del proceso de paz, o en la necesidad de discutir su conveniencia o
inconveniencia, gran parte de los colombianos piensa, de manera equivocada, que
se trata de la paz de Santos, y que nada tiene que ver con ellos. Debemos reconocer
que no ha sido posible “Desantizar” el proceso de paz, y el pueblo consultado
en un plebiscito terminará calificando su percepción de la maltrecha imagen del
gobierno Santos.
4. El colombiano promedio es guerrerista: Reconozcámoslo.
Ocho años del gobierno Uribe derechizaron al país. Es muy común escuchar decir en
todos los estratos sociales que con la
guerrilla no se debe negociar, sino “darles bala”, como lo hizo Uribe, que eso “sí
es bonito”. Aún sin estos escándalos y
medidas impopulares recientes que juegan
en contra del proceso, estas personas ya habían tomado la opción por el no en
el plebiscito. Digamos que ahora tienen más argumentos para su oposición.
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