Sergio Fernández. Foto: Universomotivia.com
La semana pasada estuve en una
conferencia, de esas de motivación personal. Sí señores, leyeron bien. De esas charlas que muchos escépticos
consideran inoficiosas. Pero que yo las valoro mucho, sobre todo, si tienen que
ver con emprendimiento. Y si además son al gratín, como nos gusta a los colombianos,
no me las pierdo.
La organizó la Cámara de Comercio
de Bogotá. Se trataba de un conferencista español, muy joven, de no más de 35 años
llamado Sergio Fernández. Esta vez fue diferente. Normalmente cuando uno va estos eventos, se
encuentra con personas maduras más allá del mal y del bien, a las que la vida
les ha sonreído y tienen grandes organizaciones empresariales para mostrar.
Sergio, por el contrario, era un
soñador más del millar que nos encontrábamos en ese salón. Estar en ese nivel
hace que el conferencista se conecte enseguida con su público. Y sobre todo
conmigo. Y les voy a contar por qué. Sergio es un periodista como yo, que un
día cualquiera, cuando estaba abordando
el bus para ir a su trabajo, “se mamó” de la rutina y quiso darle un vuelco a
su vida, como yo.
Vino entonces la reflexión acerca
de ese consejo que nos dieron en casa a muchos de los que están leyendo este
post: “debes estudiar para que consigas un buen trabajo, preferiblemente con el
Estado y esperar a pensionarte”. Pues
Sergio, como yo, se dio cuenta que esa no era una buena idea. Que no había
porqué esperar a ser feliz, pues no hay un mejor o peor momento para emprender.
Había llegado el momento más difícil: el de“despedir el jefe”. Sergio dice que se sentó frente a él y le dijo: “muchas
gracias por todo, pero hasta aquí llego yo. Me voy a conseguir lo mío”. En mi
caso, me tuvieron que ayudar a tomar esa
decisión. A mí me dijeron: “muchas gracias por todo. Es momento de que vayas
por tus sueños”.
Y así lo hice y lo estoy haciendo.
Emprendí una tarea que durará toda la vida. Sergio al igual que yo, pensó que su
misión era hacer una gran empresa editorial o agencia de comunicaciones. Después
de escribir el libro “Vivir sin jefes” y de que éste se convirtiera en un best-seller,
Sergio replanteó esa misión de vida. Ahora está pensando si realmente quiere ser
el dueño de una gran organización, o simplemente dedicarse a eso que tanto le
apasiona: hacer libros que motiven a otros.
Y es que en la vida a veces nos
complicamos con las formas. Cuando lo más importante es el fondo. Hacer eso que
el corazón nos dicta y que nos llena el alma suele ser más sencillo de lo que
pensamos y no requiere grandes estructuras. Así que con esta historia de vida,
la de Sergio, salí más motivado a seguir adelante buscando hacer realidad mis
sueños. Sin pensar mucho en el cómo y
más bien concentrándome en el qué: en encontrar eso que puedo ofrecer a la
humanidad, que se valore tanto en el mercado, que además de hacerme feliz, me de
para vivir.
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