A propósito del mes del amor y la amistad, la semana pasada escuchaba a un experto en radio, en el programa Sanamente del doctor Santiago Rojas, hablar sobre la importancia de amar libremente. Esto significa mantener la autonomía personal, aun cuando se está completamente “tragado”. Son tres aspectos básicamente que se deben tener bien claros:
1. Tener espacios compartidos y propios: Es decir: lo tuyo, lo mío y lo nuestro. Y es que nos acostumbramos a que cuando estamos ennoviados todo gira alrededor de nuestra pareja y dejamos de frecuentar a nuestros amigos de vieja data. Esto, con el riesgo de que “se nos acabe el mundo” y de que quedemos “en la inmunda” cuando se acaba la relación, pues nos quedamos sin el amor y sin la amistad.
2. Tener la capacidad de cambiar de opinión, aun cuando se ame: Aunque parezca “una blasfemia”, se puede y se debe tener derecho a retractarse en cuestiones del amor. Como lo dijo el Presidente Santos: “Solo los idiotas no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias”. Si descubrimos que esa persona que amamos, definitivamente no nos conviene para nuestro proyecto de vida, simplemente hay que dejarla ir, y ella debería entenderlo, sin mayores resentimientos.
3. Terminar la relación cuando el amor se acabe: Es de sentido común, pero no es lo que comúnmente pasa. De hecho muchos se rehúsan a reconocer que el amor se acaba y siguen en una relación de conveniencia. No tiene sentido seguir al lado de una persona que no amamos solo porque es más cómodo seguir ahí que entrar a la lista de la soltería o al “mercado del usado”.
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