Foto: www.waydn.com
Para el cumpleaños de una de mis
amigas recomendé un sitio de rumba en la zona rosa de Bogotá: Nuvo Bar. El año pasado había
estado allá y todo fue bueno: la atención, la música, el sitio agradable, buen sonido y sobre todo: un
disc jockey que respetaba las canciones y las dejaba sonar en sus versiones
originales, sin interferencias. Algo muy escaso en Bogotá.
De eso ya no queda nada. El bar cambió
de dueño y todo se acabó. Ahora no entran ni moscas, y según me contó la
persona encargada de la barra, este fin de semana fue el último del famoso
Nuvo. En adelante tendrá otro nombre para convertirse, seguramente, en una de esas “corporaciones
privadas”, como se hacen llamar legalmente los amanecederos.
Como pueden preverlo, quedé como
un zapato con mi grupo de amigos por recomendar un sitio que en otrora era una
rumba buenísima y que pasó a ser uno más de la lista de esos lugares con música
estridente, y amenizado por un disc jockey que no respeta la música, ni a los rumberos.
Eso me inspiró para establecer
los cuatro pecados de un disc jockey:
1. Pone un volumen
muy alto con demasiados brillos: Una de las claves del éxito de Andrés Carne de
Res, el mejor bailadero de Colombia y seguramente de Latinoamérica, es sin duda su música y sonido.
El volumen es justo el necesario, con los brillos y bajos ideales, que dejan
disfrutar la melodía y no cansan al oído. Además, se puede conversar y se
escucha al interlocutor sin mucho esfuerzo. Ese ingrediente le da magia a este
lugar, y hace que los momentos vividos allí adentro perduren para siempre en la
memoria de las personas.
2. Mezcla, mezcla, y no se cansa de mezclar: De
un tiempo para acá se cree que el mejor disc jockey es aquel que hace las
mezclas más largas y con más efectos especiales. Eso no es cierto, a no ser que
se trate de amenizar rumbas electrónicas. Tal vez ahí funcione bien ese estilo.
Pero si hablamos de una rumba crossover las mezclas no son necesarias. De
hecho, son fastidiosas. Uno saca a bailar a una persona una canción, no dos ni
tres en línea.
3. Altera
las revoluciones del tornamesa para que las canciones suenen más rápido: Además
de las mezclas, algunos disc jockey que
se las dan de creativos piensan que la
velocidad natural de las canciones no es la que más se ajusta a su estilo y le
ponen más revoluciones. Ojo! la música es para disfrutarla como sus autores con
tanto esfuerzo la compusieron, cuando se altera su velocidad se mata todo su
encanto.
4. Pone un “chispum-chispum”
interminable a todas las canciones: En algunas rumbas uno no sabe si está
bailando un reguetón, vallenato, salsa o merengue, pues en todas las canciones
se oye de fondo un chispum-chispum propio de los ritmos electrónicos, bastante agotador.
Sé que algunos pensarán que el
problema no son los disc jockey´s, sino el autor de esta columna que ha estado
en las rumbas equivocadas. Pero no es así, una vez estuve en una viejoteca porque
disfruto la música bailable de antaño, y hasta en ese lugar le metieron el “chispum-chispum”
del que les hablo.
Todo esto me ha llevado a ser
cada vez más amigo de las reuniones en casa. Por el bien de la rumba bogotana,
ojalá los disc jockey´s acogieran mis sugerencias.
Seguir a Ricardo Solarte en Twitter: www.twitter.com/@ricardosolarte
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